Appalachia se Volvió Republicana porque los Demócratas la Dejaron de Lado

Una bandera de Trump en Logan, Ohio, por Dan Keck. Via Flickr.

Desde George W. Bush en el 2000, Appalachia ha votado cada vez más por el Partido Republicano. Antes de eso, sin embargo, la región era políticamente disputada. Demócratas como Franklin D. Roosevelt y John F. Kennedy fortalecieron el poder para sí mismos y los demócratas locales. Las familias pasaron su identidad democrática a través de las generaciones.

El reciente giro republicano refleja los cambios políticos en la región y en toda América. En cierto sentido, Appalachia no se ha vuelto más republicana ya que los demócratas han dejado atrás la región. Los cambios económicos han hecho que los candidatos sean más atractivos al votante promedio en Appalachia y la estrategia de campaña nacional del Partido Demócrata depende cada vez menos de los votantes de la región.

“La nacionalización de la política, [que] no tenías hace un generación, realmente ha perjudicado a los demócratas en la región», dijo Kevin Oshnock, un profesor de historia de secundaria que escribió una tesis de maestría para la Universidad Estatal de Appalachia sobre el dominio republicano en la región.

En el pasado, puede que los candidatos estatales y locales hicieran campaña en asuntos bastante diferentes de la plataforma nacional de su partido. Un republicano de Ohio podría sostener opiniones a las que un republicano de California se opondría. A un demócrata de Carolina del Norte podría no gustarle mucho su colega de Massachusetts. Ahora, sin embargo, esas diferencias son más pequeñas. Los votantes y los políticos mantienen más consistentemente las opiniones de su partido político. Pero si alguien se desvía del promedio Demócrata o Republicano a nivel nacional, esos votantes son ignorados. Por lo tanto, es más probable que los demócratas descarten a los votantes rurales como personas amargas que se aferran a sus armas y a la religión, y los republicanos podrían descartar a casi la mitad del país como dependientes del gobierno que no pagan impuestos sobre la renta. 

Esa clasificación política explica, en parte, por qué los republicanos lo hacen mejor en zonas rurales y por qué los demócratas lo hacen mejor en zonas urbanas. Todavía hay muchos tipos de republicanos y demócratas, pero algunos grupos como los Blue Dog Democrats (“Demócratas Moderados del Perro Azul”), son menos comunes hoy que hace una generación. Los Blue Dog Democrats tendían a ganar las elecciones apalaches en el pasado. Ahora, es más probable que se identifiquen con el Partido Republicano. La disminución de la afiliación sindical en la región también ha debilitado la base tradicional de la que dependían los demócratas. Un tipo de demócrata que resulte popular entre los votantes de Appalachia a gran escala todavía no ha surgido.

“La gente que vive en las zonas rurales es fundamentalmente diferente de la gente que vive en ciudades grandes. Tienen un estilo de vida diferente, valores diferentes y economías diferentes que la América urbana,” escribió Oshnock. La campaña demócrata se enfoca en la participación en las zonas urbanas y suburbanas, y los temas que motivan a los votantes urbanos y suburbanos no siempre atraen a los votantes rurales.

Eso no significa que los republicanos tengan un monopolio en Appalachia. A nivel local, los demócratas todavía pueden ganar. Las elecciones locales tienden a ser menos ideológicas y se centran en inquietudes pragmáticas. Muchos votantes apalaches son republicanos desde hace poco, por tanto están menos apegados a votar solo por los republicanos. A nivel nacional, sin embargo, los demócratas no hacen una campaña con fuerza en la región. 

“Si los demócratas no gastan dinero en Appalachia, y los republicanos dicen ‘a los demócratas no les importas,’ es fácil ver cómo esas cosas están funcionando juntas», dijo Oshkosh. Si los demócratas no envían a trabajadores de campaña para tocar a las puertas y registrar votantes, y las señales de Joe Biden raramente son vistas en patios delanteros, es más difícil persuadir a la gente. 

Esa falta de apoyo puede ser costosa en 2020 – como lo fue en 2016. Partes de Appalachia pueden tener un impacto sobredimensionado en si Ohio, Pennsylvania y Carolina del Norte se vuelven rojos o azules. Si Biden pierde, puede ser porque no prestó suficiente atención a los votantes apalaches o rurales.

Por ahora, es probable que los republicanos sigan dominando en la región. La nacionalización de la política que Oshnock mencionó, dificulta a los demócratas competir en Appalachia. Los votantes rurales tienden hacia los republicanos, y hasta que los demócratas lancen una visión política que conecte con ellos, estarán en desventaja. Muchos votantes rurales también ven a los demócratas como elitistas que se burlan de ellos y a los que no les importan las luchas que enfrentan. Los políticos nacionales que menosprecian a Appalachia como atrasada o las zonas rurales como lugares de los que las personas deberían irse, hacen que sea más difícil para los demócratas ganar votos en esas zonas.

Sin embargo, incluso si la política nacional no fuera tan dominante, los demócratas tendrían problemas en Appalachia. Los demócratas de Appalachia están a la derecha de los demócratas en otras partes de los Estados Unidos.

“Los demócratas de la región están votando mucho más a los republicanos que los demócratas de otras partes,» dijo Oshnock. Tanto los demócratas como los independientes están más dispuestos a votar a los republicanos, por lo que incluso los demócratas de Appalachia están en juego durante la temporada electoral.

Oshnock notó que el cambio a la derecha en la región viene de preocupaciones económicas y, hasta cierto punto, cuestiones sociales. Es más probable que los votantes de Appalachia se opongan a los acuerdos de libre comercio y a la globalización, sigan desconfiando de la expansión de la inmigracion y vean la regulación ambiental como letal para el empleo. La región ya tiene problemas para crear buenos empleos y hacer crecer la economía, por no mencionar la epidemia de opioides. Es más probable que se confíe en los políticos que reconocen esos problemas. En 2016, el Make America Great Again (“Haz Estados Unidos Grande Otra Vez”) de Donald Trump sonó más como realidad para la gente allí que el America is Already Great (“Estados Unidos Ya Es Grande”) de Hillary Clinton.

“En muchos sentidos, el partido Demócrata de JFK y FDR está muerto. En lugar de enfocarse en temas importantes para el trabajador estadounidense promedio, el Partido Demócrata moderno está atendiendo cada vez más a una base gentrificada y de cuello blanco que vive en ciudades costeras,” dijo Oshnock.

Cuanto más los demócratas se comprometan con los trabajadores de cuello blanco en las costas, más difícil será ganar Appalachia. Pero el Partido Demócrata no está completamente excluido. Les va bien en las ciudades universitarias de la región. Las huelgas de maestros en Virginia Occidental muestran que el poder de los sindicatos no ha desaparecido del todo. Y la racha igualitaria y antielitista en Appalachia podría guiar a los demócratas reformistas a una nueva plataforma para ganar en la región. Ya tienen un punto de apoyo.

Sin embargo, para hacerlo, los demócratas tienen que considerar las necesidades y prioridades de los votantes de Appalachia. El partido debe cambiar en lugar de esperar que la gente cambie. Esto no es imposible, especialmente si el Partido Republicano o GOP (Grand Old Party, “Gran Viejo Partido”) da por sentado el dominio republicano. Pero será difícil. Las caras frescas y locales tendrán que luchar para hacer que Appalachia sea políticamente competitiva. Averiguar cómo quieren los apalaches que se parezca su futuro, responder a las creencias que sostienen y a los problemas a los que se enfrentan, es clave. 

Los republicanos tampoco pueden dar por sentada la incompetencia demócrata en la región. El GOP tardó décadas en superar las coaliciones creadas por FDR y JFK. Podrían perder Appalachia de nuevo si no se mantienen al día con los cambios que hicieron rojo Appalachia en un primer lugar. 


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Anthony Hennen es director editorial de expatalachians y director editorial del Centro de James G. Martin Para la Renovación Académica en Raleigh, Carolina del Norte.

Traducido por Rubén Babío y Cayden Gill.

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