El Presidente Lyndon Johnson estrecha la mano de un hombre durante uno de los “tours de la pobreza” que enmarcaron Appalachia como una región pobre en la mente de muchos americanos. Via Wikimedia Commons.
¿Por qué Appalachia es pobre? Es una pregunta para la que casi todo el mundo tiene una respuesta – sólo que no siempre lo saben. Aunque no sean totalmente conscientes de ello, cualquiera que trata con los problemas económicos de Appalachia posee un argumento sobre por qué piensa que la región es como es. Quizás es una industria de carbón en declive. Quizás son intereses corporativos de otros estados. O quizás es así como siempre han sido las cosas.
Aprender a reconocer estos argumentos es crucial para abordar los problemas de la región. Después de todo, es difícil resolver un problema si no puedes hablar de ello con claridad. Es más, cómo uno responde a “¿Por qué Appalachia es pobre?“ influye considerablemente cómo respondemos a otras preguntas como “¿Cómo lo resolvemos?” y “¿Quién es responsable?”.
Para aquellos que luchan por un cambio significativo en Appalachia, puede ser tan importante comprender cómo diferentes explicaciones a la pobreza de la región son utilizadas para hacer que ciertas soluciones parezcan preferibles o para asignar culpas, como obtener la explicación “correcta”. Comprender cómo las historias que relatamos sobre la región impulsan -o impiden- la acción, puede ayudar a los apalaches a orientarse hacia un futuro mejor.
Cultura de la pobreza
Una de las explicaciones más viejas y controvertidas al subdesarrollo de Appalachia es lo que los académicos llaman la “cultura de la pobreza”. Desarrollada en los 1960, cuando los sociólogos querían explicar las costumbres “disfuncionales” de los millones de migrantes apalaches que inundaban las ciudades de América, la teoría de la “cultura de la pobreza” sostiene que la cultura apalache, con su actitud fatalista y fomento de la haraganería, es inadecuada para la economía moderna. Bajo esta teoría, la solución para la miseria de Appalachia es simple: “Cambiar las montañas para cambiar la personalidad montañera”, como sostuvo el sociólogo Rupert Vance.
La explicación de la cultura de la pobreza ha sido extensamente criticada por los académicos de los Estudios Apalaches por utilizar y reforzar estereotipos del pueblo apalache como pueblerinos aislados y perezosos. Sin embargo, esto no ha supuesto su desaparición. Tras el fracaso del proyecto de las Minas Excavadas, la encargada del proyecto Amanda Laucher atribuyó su lento progreso a “la personalidad actual de Appalachia, la cual está sumamente interesada en mantener su ‘cultura’”.
En su forma más desarrollada, la explicación de la cultura de la pobreza también forma el argumento de J.D. Vance en Hillbilly Elegy (“Elegía Pueblerina”), que describe como un libro sobre una “cultura que fomenta cada vez más la decadencia social” en el contexto de un declive económico regional.
Rand, Virginia Occidental, 1973. Durante la migración de los apalaches a ciudades del norte, una queja común sobre un rasgo cultural “disfuncional” apalache era que algunos migrantes dejaban los coches en los jardines delanteros. La foto recalca además la cuestión racial, a menudo ignorada, en debates sobre la pobreza de la región. Via Wikimedia Commons.
Maldición de Recursos
Otra explicación popular al subdesarrollo apalache es lo que se conoce como “maldición de recursos”, la idea de que lugares con muchos recursos naturales son propensos a ser más pobres porque las industrias de recursos, como la minería del carbón, dominan la economía local e impiden el crecimiento de otros sectores económicos. Bajo esta teoría, la naturaleza condenó a Appalachia, con abundantes recursos de carbón y madera, a ser un lugar de “tierra rica y gente pobre”.
Esta explicación es una gran parte de la historia según Adam Wells, el Director de Desarrollo Comunitario y Económico para Appalachian Voices (“Voces Apalaches”), una organización de desarrollo regional no lucrativa. “Carbón. La industria extractiva era la monoeconomía… Dejaba oportunidades más diversas aparte, fuera de la región,” dice Wells.
Considerando esta aparente maldición de recursos, el pueblo ha estado exigiendo la diversificación de la economía de Appalachia al menos desde la fundación en 1965 de la Comisión Regional de Appalachia. En su primer informe, la CRA exigía una inversión a gran escala en transporte y otras infraestructuras para incentivar un desarrollo económico diverso en la región. Los resultados de este programa han sido contradictorios, siendo la Desarrollo de Carreteras Apalaches o sistema “pasillo”, la estrategia que mejor lo ejemplifica.
A pesar de que la estrategia vertical para la transformación de la región no produjo la economía deseada, la diversidad económica permanece como un objetivo central para las organizaciones locales a medida que el carbón decae, con el esfuerzo coordinado por acceder a la banda ancha como un ejemplo notorio. Entre otros grupos, Appalachian Voices apoya proyectos locales para diversificar la economía, incluyendo el incremento del uso de la energía solar y la promoción del ecoturismo en el suroeste de Virginia.
“La palabra clave es ‘diverso’. No hay una única cosa que nos vaya a salvar. Si no, estaremos de vuelta en el mismo lugar en el que estábamos,” dice Wells.
Un mapa del Appalachian Development Highway System (“Sistema de Desarrollo de Carreteras Apalaches”). El Congreso estableció el ADHS para “generar desarrollo económico en áreas anteriormente aisladas… y proveer el acceso a áreas dentro de la Región así como a mercados en el resto de la nación y fuera del país”. Via Wikimedia Commons.
Reintroduciendo la Política
Aunque las explicaciones de la cultura de la pobreza y la maldición de recursos aportan argumentos muy diferentes de por qué Appalachia es pobre, son similares en tanto que que presentan la miseria de Appalachia como un problema directo y apolítico que resolver. La forma en que son presentadas con más frecuencia, ambas la cultura de la pobreza y la maldición de recursos parecen tan sólo problemas naturales de las montañas esperando a ser resueltos por el gobierno, las ONGs o quienquiera.
Hay poco espacio en estas teorías para la historia, la política, o las dificultades continuas por el control de los recursos de Appalachia. Pese a que sean ciertas en cierto sentido, y tal vez pueden reparar algunos de los problemas de Appalachia, estas teorías desvían la atención del papel de la gente poderosa y los grupos en la creación y el mantenimiento de la situación de Appalachia.
La última familia de explicaciones, a las que podemos llamar argumentos críticos de la pobreza apalache, buscan desafiar esa tendencia a enfatizar el papel de la historia, el poder y la desigualdad en la determinación de la trayectoria económica de la región.
Colonia Interna
Sin duda, la teoría crítica más popular es el modelo de colonia interna. Desarrollado en los 1970 para aportar una explicación política de la pobreza de Appalachia, el modelo de la colonia interna equipara la relación de Appalachia con el resto de América con la de la colonia con su colonizador. Bajo esta teoría, las compañías de otros estados entraron en la región para explotar sus ricos recursos naturales, corrompieron los gobiernos locales para asegurar su control y dejaron a la gente común apalache con nada más que laderas excavadas como muestra de ello.
En parte debido a que atañe la historia oscura del conflicto obrero de Appalachia, el modelo de colonia interna sigue siendo una explicación popular entre los activistas que luchan contra la idea de que Appalachia es pobre “por naturaleza”. Sin embargo, la teoría ha suscitado una gran parte de críticas en proporción.
Primero, al comparar Appalachia con colonias históricas como India y muchos países africanos, el modelo de colonia interna tiende a ocultar el hecho de que los habitantes europeos en realidad colonizaron la región de los indios nativos americanos. Además, al presentar una Appalachia homogénea y victimizada, la teoría podría borrar diferencias importantes dentro de la región.
“El problema con el modelo de colonia interna es que crea una oposición demasiado marcada entre la gente del lugar y los forasteros… Una vez se afianza la élite local, esta tiene un fuerte interés en contra de la diversificación [económica]”, dice Betsy Taylor, una antropóloga cultural que trabaja en desarrollo económico apalache y fundadora de Livelihoods Knowledge Exchange Network (LiKEN). Dicho de otro modo, el modelo puede ocultar el papel de poderosos actores locales como los magnates del carbón Don Blankenship y Jim Justice, y el Senador Joe Manchin.
Desigualdad
En vez de centrarnos en locales vs. extranjeros, Taylor sugiere que una explicación más útil y rigurosa a la pobreza de Appalachia se centraría en el acceso desigual a la riqueza en la región, en especial la tierra, como consecuencia de la especulación del suelo durante el último siglo.
“De un setenta a un noventa por ciento de la tierra en algunos condados [apalaches] es propiedad de absentistas o corporativistas, y muchas de las compañías de carbón y madera arrendaron sus terrenos a estas compañías. De hecho la Universidad de Harvard todavía tiene un pedazo de tierra.. Lo importante es la conexión entre esta apropiación de tierras y guardianes locales”, dice Taylor.
Teniendo en cuenta esta realidad, LiKEN, Appalachian Voices y otros grupos han comenzado a investigar la propiedad del suelo en la región para ayudar a trazar el camino a un futuro post-carbón para Appalachia. “Pienso que tener una conversación nacional sobre la propiedad del suelo… y que pensar sobre el uso de terrenos públicos e impuestos, es importante”, dice Taylor.
Cualquiera que sea la explicación o solución que prefieran, los que se ocupan de la pobreza de Appalachia están de acuerdo en que una “transición justa” del carbón conlleva rectificar las desigualdades históricas de la región. “Todo se reduce a una transición justa. La gente que aportó más [en la vieja economía] debería beneficiarse antes en la nueva economía… Sea la que sea la forma que tome la economía, necesitamos no cometer los mismos errores que antes”, dice Wells.
A medida que continúan avanzando hacia un futuro más brillante, los activistas apalaches harían bien en reconocer las sutiles, pero poderosas maneras en que las historias sobre la pobreza de Appalachia motivan, limitan o dirigen su movimiento.
Lecturas Recomendadas
- Uneven Ground: Appalachia Since 1945 (“Terreno Accidentado: Appalachia Desde 1945”)
- The Road to Poverty: The Making of Wealth and Hardship in Appalachia (“De Camino a la Pobreza: La Construcción de Riqueza y Adversidad en Appalachia”)
- Journal of Appalachian Studies – Internal Colony Issue (“Revista de Estudios Apalaches – La Cuestión de la Colonia Interna”)
- Appalachian Land Ownership Survey Records, 1936-1985 (“Registro de Encuestas sobre Propiedad del Suelo Apalache, 1936-1985”).
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Nicholas Brumfield es nativo de Parkersburg, Virginia del Oeste, actualmente trabaja en Arlington, Virginia. También es ganador del West Virginia Golden Horseshoe por un conocimiento excepcional de la historia de Virginia del Oeste. Para más noticias originales sobre Appalachia y política en Ohio, síguele en Twitter: @NickJBrumfield.
Traducción al español por Rubén Babío.